Ir al río subterráneo de San Jerónimo es un poco más retador que ir al “Chonta”, ya que tiene más agua y la caverna es más grande.
Al llegar a las Grutas de Cacahuamilpa, nos alistaremos para realizar una caminata hacia la entrada del río subterráneo.
Una vez ahí... ¡al agua patos! nos sumergiremos en el río y nadaremos hasta la boca de la caverna, donde nos adentraremos para admirar las formaciones que han surgido, a través de los años, entre la negrura abarcadora que encierra este lugar.
La experiencia de caminar entre penumbra, sobre las dunas de arena o con la corriente hasta la cintura, harán que sientas la energía penetrante de la naturaleza.
Al salir de este rumbo tan oscuro donde, sin linternas, no ves ni una mano enfrente de tus ojos, disfrutaremos de una rica comida local.